El ‘pie de atleta’ es la infección fúngica que resulta cuando los hongos que crecen en las zonas húmedas y cálidas de nuestra piel proliferan descontroladamente.

Aunque no suelen ser peligrosos, si llegan a infectar la piel causan erupciones leves pero molestas, e incluso enfermedades.

Se le nombra ‘pie de atleta’ (tinea pedis/tiña podal) porque afecta especialmente a atletas cuyos pies tienen tendencia a estar húmedos y sudorosos durante largo tiempo, pero es una infección que puede sufrir cualquier persona.

El ‘pie de atleta’ repercute, especialmente, a las zonas calientes entre los dedos de los pies, a los talones y a toda la planta del pie.

Pero también pueden aparecer en las uñas, volviéndolas gruesas, quebradizas y de color blanco o amarillento.

En caso de rascarnos las zonas afectadas y, posteriormente, tocarnos sin lavarnos las manos, podemos propagarlo a otras zonas del cuerpo.

 

Síntomas del pie de atleta

 

Sabremos que padecemos pie de atleta cuando detectemos que nuestra piel se agrieta y se desprende en la zona afectada, pudiendo extenderse hacia un lateral.

Otros síntomas característicos del pie de atleta son: sentir picazón, ardor o escozor en esa área, y observar que adquiere un color rojizo o grisáceo (dependiendo del color de tu piel).

Intenta no rascarte. Y, si te pica mucho, prueba a sumergir los pies en agua fría.

Cuando la infección empeora, la descamación de la piel causa grietas y brechas dolorosas, facilitando la formación de ampollas que pueden provocarnos infecciones bacterianas.

En caso de que la infección llegue hasta las uñas, éstas podrían desprenderse.

  

Prevención y tratamientos para el pie de atleta

 

Si no quieres experimentar el pie de atleta, podemos facilitarte algunos consejos que te ayudarán:

  • Lávate los pies a diario, con agua tibia y jabón antimicrobiano o de pH ácido.
  • Tras lavarlos, sécalos bien. Prestando especial atención al hueco entre los dedos.
  • Echa mano de polvos que disminuyan la sudoración; podrás encontrarlos en cualquier farmacia.
  • Cambia tus calcetines de manera regular, priorizando los fabricados con tejido que absorba o evapore la humedad, como el algodón o la lana.
  • Vístete con zapatos que permitan que se aireen tus pies, intenta cambiar de zapatos con frecuencia y evita los zapatos con forros de plástico.
  • No andes descalzo en lugares públicos (vestuarios, duchas, piscinas, etc…).
  • No intercambies zapatos con otras personas, ni compartas toallas o ropa de cama sin lavar.
  • Intenta que tus pies se aireen, siempre que te sea posible.

 

Pero, si ya estás experimentando los síntomas del pie de atleta, lo más recomendable es acudir a un profesional sanitario.

Lo habitual, en el tratamiento del pie de atleta, es el uso de cremas, espráis o polvos antimicóticos de venta libre en farmacias.

El aceite del árbol de té es una planta medicinal con propiedades antimicóticas muy adecuadas para el tratamiento del pie de atleta. También lo encontrarás de venta libre en farmacias, pregunta al farmacéutico por el formato de aceite del árbol del té más adecuado para tu caso.

Pero, si nuestra infección es grave, es posible que necesitemos medicamentos tópicos, o en forma de pastilla, que requieran receta médica.

Asegúrate de seguir el tratamiento con la frecuencia indicada por el profesional sanitario, o la infección podría reactivarse y empeorar.

 

¿Por qué sufro pie de atleta?

 

Las causas por las que se origina el pie de atleta, son:

  • Sudar mucho.
  • Tener los pies húmedos mucho tiempo.
  • Padecer lesiones menores en las uñas de los pies.
  • Usar con frecuencia calzado cerrado, especialmente si está fabricado con plástico.
  • Caminar descalzo en áreas públicas.
  • Compartir toallas, zapatos, ropa o tejidos para cubrir el suelo con alguien que tenga una infección fúngica.
  • Las condiciones ambientales cálidas o húmedas.

 

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